miércoles, 9 de marzo de 2016

9 MARZO

Cuando tenía el corazón y la mente llenos de desaliento, yo no podía interesarme en los demás. Diariamente me atormentaba, dando vueltas, proponiéndome tomar primero una medida desesperada y luego otra. No tenía un momento de respiro; siempre estaba presente mi problema; tenía la mente enredada y confusa. Nada veía con exactitud y claridad, nada se me revelaba en sus verdaderos colores; sólo veía el rojo vivo de la histeria y la aprensión.

Haber hallado una vía de escape a esta forma de pensar es un milagro. Hoy puedo platear mejor mis problemas al compararlos con los problemas de los demás.


“Que yo acepte todo el rico aliento que esta nueva forma de vida puede proporcionarme, pues sé que es capaz de ayudarme con todas las contrariedades de la vida”.

Buen día

No hay comentarios:

Publicar un comentario