martes, 29 de marzo de 2016

29 MARZO

Cuando las cosas van bien para mí, algunas veces no puedo disfrutar mi buena fortuna. “Esto no puede durar”, me digo a mí mismo y detengo mi gozo. “Si pongo mis esperanza muy alto, al derrumbarse ellas me pueden lastimar demasiado”.

Tal actitud tiene que ver con los resultados de años de construir defensas emocionales, y será un gran esfuerzo sustituirlo con una actitud de mayor libertad. Sin embargo, ahora sé que mi temor de regocijarme puede ser olvidado.

Hoy estoy  aprendiendo a saber cómo hacerlo. Tomaré un día a la vez y viviré este momento. Cuando hago eso, reconozco que estoy viviendo en gracia y que lo puedo disfrutar y estar agradecido.


“Hoy liberaré mis temores y aceptaré la alegría en mi vida”.

Buen día

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