29 MARZO
Cuando las cosas van
bien para mí, algunas veces no puedo disfrutar mi buena fortuna. “Esto no puede
durar”, me digo a mí mismo y detengo mi gozo. “Si pongo mis esperanza muy alto,
al derrumbarse ellas me pueden lastimar demasiado”.
Tal actitud tiene que
ver con los resultados de años de construir defensas emocionales, y será un
gran esfuerzo sustituirlo con una actitud de mayor libertad. Sin embargo, ahora
sé que mi temor de regocijarme puede ser olvidado.
Hoy estoy aprendiendo a saber cómo hacerlo. Tomaré un
día a la vez y viviré este momento. Cuando hago eso, reconozco que estoy
viviendo en gracia y que lo puedo disfrutar y estar agradecido.
“Hoy liberaré mis
temores y aceptaré la alegría en mi vida”.
Buen día
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