miércoles, 16 de marzo de 2016

16 MARZO

Algunos nos aferramos a los resultados. Pensamos que un proyecto o una relación deben resultar en determinada forma.

A veces nos aferramos tanto al resultado de algo que no prestamos atención a la forma en que siente esa cosa. Nos aferramos tanto en casarnos con la persona con la que salimos que dejamos de preguntarnos si realmente nos gusta. Nos empeñamos tanto en que se publique ese libro de fotografías y seamos famosos que ya no recordamos si sentimos pasión por lo que fotografiamos. Nos enfocamos a tal grado en que todos nos feliciten por nuestra maravillosa fiesta que hasta olvidamos relajarnos y divertirnos.

Realizamos el esfuerzo, pero tratamos de controlar tanto el flujo como el resultado del asunto.

“La vida está en los detalles”, dijo un día un maestro de redacción. Él se refería a que cuidáramos cada detalle: el color del cielo, la textura de la cama, los matices de los sentimientos del personaje principal, el guiño de su ojo.

Sin embargo, hay otra forma de interpretar sus palabras, a saber, confiar en que el Universo  está presente en cada detalle de nuestras vidas. Reconoce cuáles son tus sueños y centra tu atención en aquello que quieres. Pero enfócate en los detalles de tu vida: cómo sientes cada momento, los pormenores de lo que haces. No te enajenes tanto con los resultados que te olvides de lo divertido que es vivir.

Recuerda que la Vida está en los detalles, en especial en la forma en que salen las cosas.


“Hoy seré claro conmigo respecto de lo que quiero en la vida. Estaré pendiente de los detalles de cada momento de cada día, haciendo con pasión lo que haga”.

Buen día

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