jueves, 26 de mayo de 2016

26 MAYO

Utiliza las fechas límite como una herramienta.

A veces nos encontramos en una situación incómoda.

No sabemos qué hacer. No sabemos cómo resolver el problema. No sabemos cuál podría ser el desenlace posible. Tal vez estamos saliendo con alguien y la relación no está adquiriendo vigor alguno, pero no es el momento de forzar una decisión. Quizás  sólo sea cuestión de brindar a la otra persona un poco de tiempo y espacio para que dilucide sus propias dudas. Quizás el negocio que pretendemos  llevar a cabo no está adquiriendo impuso alguno,  pero las cosas podrían cambiar de curso. Una parte de nosotros, la parte obsesiva, nos dice: “¡debo saberlo ya!” Sin embargo, la otra parte de nosotros, la parte serena, lúcida, nos dice: “Cálmate. No es el momento oportuno. Aún no tienes toda la información”.

Fíjate una fecha límite, una personal. Imponte un plazo, semanas, meses o quizás de hasta un año para cambiar de rumbo. Después, evalúa los datos y decide qué vas a hacer.

A veces, fijar una fecha límite es todo lo que necesitamos para sentirnos relajados. Sabemos que no estamos atrapados, que no somos víctimas. Tomamos las decisión consciente de dejar ir y de permitir que las cosas tomen su debido curso.


“Debo otorgarme la serenidad para no tratar de forzar los resultados y las soluciones antes de tiempo”.

Buen día

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