martes, 17 de mayo de 2016

17 MAYO

No siempre, en cada relación, manejamos las cosas de la manera que esperábamos. Pero las amistades no tienen que terminar porque cometamos errores, sino que podemos hacer enmiendas. Si estamos sinceramente dispuestos a aceptar las responsabilidades que entraña la amistad y hacemos las enmiendas debidas, dichas amistades pueden convertirse en algo más sólido y valioso que nunca.

Hacer enmiendas es sencillo. Nos acercamos a la persona a la que hemos hecho daño y decimos: “Estaba equivocado”. A veces evitamos ir al grano y eludimos reconocer nuestra culpa en el asunto. Para que las enmiendas sean efectivas, tenemos que hacerlas simples: admitimos nuestra parte y lo dejamos ahí.

Habrán ocasiones en que nuestros amigos no acepten nuestras disculpas. Quizás necesitan tiempo para elaborar lo que ha pasado. En ese caso, debemos dárselo. Después de todo, los equivocados éramos nosotros, no ellos. Hemos hecho nuestra parte; el resto está fuera de nuestras manos.


“Hoy quiero ser amigo responsable. Me esforzaré por hacer las enmiendas con sencillez”.

Buen día 

No hay comentarios:

Publicar un comentario