30 MAYO
En ocasiones me dedico
a buscar soluciones a mis problemas. Mis preguntas con frecuencia comienzan con
estas palabras: ¿Qué pasaría sí...?. A esto le llaman “proyectar”, es decir,
tratar de imaginar lo que podría suceder. El futuro, aun tan cercano como el
día de mañana, es un libro cerrado. No podemos saber lo que nos depara, y
cuánto más temamos el desastre, tanto más lo atraemos. El hecho de que el
pasado haya sido infeliz, no es razón para que el futuro también lo sea.
“El hecho de
contemplar el futuro con confianza constituye una garantía de salud mental y
física. Cuando cultivamos emociones positivas, nos preparamos para enfrentar
chascos cuando éstos se presenten. El anticiparse en forma negativa tan sólo
aumenta el impacto de los incidentes desagradables. ¡Mejoremos nuestra
perspectiva! “
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