18 MAYO
Cuando el día se
acerca su fin, muchos reflexionamos sobre las últimas veinticuatro horas y
consideramos cómo podríamos vivir de otra manera en el futuro. Es fácil que
nuestros pensamientos se queden atrapados en lo mundano: cambiar el aceite del
coche, limpiar la sala, tirar la basura. A veces hace falta un esfuerzo
especial para sacar nuestros pensamientos de la rutina diaria y llevarlos a un
terreno más elevado.
Una pregunta sencilla
puede ponernos en un nivel más alto. ¿Qué queremos para nosotros mañana? Quizás
necesitamos mejorar nuestro debilitado contacto consciente con nosotros mismos.
Tal vez nos sintamos incómodos en el trabajo o en una relación, y seguimos sólo
por miedo. Es posible que ocultemos algún defecto de carácter problemático y
nos asuste compartirlo con alguien. La pregunta es: ¿en qué áreas de nuestra
vida queremos crecer de verdad?
Al terminar el día,
vemos que resulta beneficioso pasar un rato con nosotros. Podemos empezar por
pensar en lo que resultaría más útil para nuestro crecimiento interior al día
siguiente. Examinamos las áreas en las que hemos crecido últimamente y las que
aún necesitan trabajo. ¿Hay otra manera mejor de terminar el día?
“Hoy me reservaré un
rato al final del día para conversar conmigo. Revisaré el día pasado y meditaré
sobre lo que se interpone en mi vida y yo”.
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