martes, 29 de mayo de 2018

29 MAYO


29 MAYO

No resulta fácil captar la idea “del desprendimiento emocional”. Se nos dice que debemos desprendernos del “problema” no de la persona. Sin embargo, cuando nos sobreviene un desastre tras otro, resulta difícil distinguir entre ambos.
                    
Algunos procuran apartarse resolviendo estoicamente no hablar. Pero su silencio lleno de amargura y enojo, grita más fuerte que las palabras. Nos produce daño; les proporciona a los demás  un motivo para quejarse, y no sirve para comunicar nuestro amor y compasión.

Otros buscan las distracciones con tanto ahínco que descuidan sus deberes importantes: hacia la familia y el hogar.

“Desprender la mente del problema. Puede promover nuestro crecimiento interior y disminuir el sentido de culpabilidad no reconocida que llevamos constantemente. Puede desviar la mente de lo que hacen los demás. Tal desprendimiento nos hace concebir cada día como una oportunidad para liberarnos del recuerdo constante de haber sido heridos, lo cual es una mezcla de resentimiento y autocompasión”.

“Cuando aparto la mente de lo que me preocupa, mis problemas con frecuencia se resuelven solos”.


Buen día

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