27 FEBRERO
Si pudiera vivir
simplemente un día a la vez, no me acecharía tan rápidamente el temor de lo que
podría pasar mañana. Si me concentro en la actividad de hoy, no habrá lugar en
mi mente para la preocupación. Intentaré llenar todos los minutos de este día
con algo bueno que vea, oiga o logre. Luego, al terminar el día, podré
recordarlo con satisfacción, serenidad y gratitud. ¿Albergo a veces malos
sentimientos para sentir lástima de mí mismo?
“Que pueda zafarme de
la compasión quejumbrosa que siento por mí mismo y vivir para hoy. Que pueda
notar las “cosas buenas desde el amanecer al anochecer”, aprender a hablar de
ellas y agradecer a la vida por ellas. Que pueda corregirme cuando me sorprenda
gozando más de mis quejas y lamentos que de las buenas cosas de mi vida.
El día de hoy es
bueno”.
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