jueves, 22 de febrero de 2018

22 FEBRERO


22 FEBRERO

“Hay dos clases de personas en el mundo”, me explicó un amigo un día. “Las que culpan a otros de todo lo que les sucede, y las que se culpan a sí mismas”.

¿Alguna vez viste una película en la cual uno de los actores usa un lanzallamas?, en otra  película le decían “lanza culpas”. Se trata de un soplete encendido de rabia feroz que dirigimos a los demás o bien a nosotros mismos cuando las cosas no resultan como las planeamos.

Culpar puede ser una fase del proceso de sentir aflicción o de dejar ir. Pero permanecer demasiado tiempo en esta etapa puede volvernos inútiles, impedirnos llevar a cabo una acción  constructiva. Culparnos demasiado tiempo puede convertirse en desprecio de uno mismo; culpar demasiado tiempo a los demás puede mantenernos llenos y negros de resentimiento, y alimentar a nuestra víctima interna.

Si sufres una pérdida o si tu vida te hace una trastada recurre a tu lanza culpas…. En la privacidad de tu diario. Date diez o veinte minutos para culpar sin censura. Echa todo fuera. Escribe todo lo que se te antoje, sin importar que culpes a un tercero o te culpes a ti mismo.

Puedes tomarte más tiempo si la pérdida es mayor, pero el punto está en que fijes un límite a tu sesión de culpabilidad y después ceses el fuego. Detente. Pasa a la siguiente etapa de tu vida, que consiste en dejar ir, aceptar y responsabilizarte de ti mismo.

“Hoy me esforzaré a analizarme para descubrir si me obstino en culparme o culpar a alguien más. De ser así, lucharé por  echarlo fuera y después dejarlo ir”.

Buen día

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