20 FEBRERO
Una trampa común al
escuchar es la tentación de estar preparando mentalmente nuestra respuesta,
para asegurarnos de que nuestras “palabras sabias” se oigan y se entiendan
adecuadamente. Cuando hacemos eso, realmente estamos escuchando nada más la
mitad de lo que se nos dice, alistándonos para comunicar nuestra opinión, lo
cual está muy relacionado con dominar y controlar. La persona a quien estamos
escuchando, no puede menos que notar que nuestra atención no es total y así es
como la comunicación empieza a romperse.
La definición en el
diccionario de escuchar es: “(1) Prestar atención, oír, sintonizar, (2) Oír con
atención reflexiva, tener en mente, (3) Estar alerta para captar un sonido
inesperado”.
Si queremos que se nos
escuche cuando hablamos, debemos aprender a escuchar cuando otros hablan. Esto
es importante en una conversación. Podemos aprender mucho más cuando
verdaderamente escuchamos y es cuando muchas de nuestras respuestas se nos
revelan.
La verdadera
comunicación es un sistema de dos vías; podemos superar nuestra falla al
escuchar si trabajamos arduamente para este propósito y definitivamente la
recompensa vale la pena.
“Hoy recordaré que la
vida me dio dos oídos y sólo una boca”.
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