17 JULIO
Tener relaciones sin
barreras, en las que podamos estar completamente abiertos a nuestros
sentimientos, es algo que muchos deseamos. Al mismo tiempo, la posibilidad de
semejante intimidad nos da más miedo que casi cualquier otra situación en la
vida.
Si examinamos qué es
lo que nos asusta, en general veremos que intentamos ocultar un aspecto de
nuestra personalidad del que estamos avergonzados, un aspecto que a veces ni
siquiera hemos admitido ante nosotros mismos. No queremos que los demás
conozcan nuestras inseguridades, nuestras penas y necesidades, así que
simplemente evitamos mostrarlas. Quizás imaginemos que si nadie se entera de
nuestras imperfecciones, dejarán de existir.
En este punto se
interrumpen nuestras relaciones. Cualquiera que entre en nuestra vida no pasará
del punto donde empiezan nuestros
secretos. Para conservar la intimidad en una relación, es esencial que
reconozcamos nuestros defectos y los aceptemos. Si lo hacemos, la fuerza de la
negación, levantada para mantener esas cosas ocultas, se derrumbará y nos
permitirá establecer relaciones con los demás.
“Hoy tengo oportunidad
de compartir mi ser interior. La aprovecharé y me acercaré a quienes amo”.
Buen día
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