miércoles, 10 de agosto de 2016

10 AGOSTO

10 AGOSTO

A muchos de nosotros se nos enseñó que la ira es inaceptable. Así que aprendimos a negar esta básica emoción humana. Por el contrario, la ocultamos, culpamos a otros, nos ponemos de mal humor, guardamos silencio, o sobre reaccionamos. Como resultado, herimos y enajenamos aquellos que están a nuestro alrededor.

Algunos de nosotros aprendimos a usar la ira para cubrir otros sentimientos, como el dolor, el miedo y la desilusión. Al sustituir la ira por una expresión honesta de estas emociones, ocultamos nuestra vulnerabilidad y falta de control, de aquellos que son importantes para nosotros.

La ira inapropiadamente expresada y desenfrenada puede conducirnos a un abuso físico, a una división familiar, al stress, a enfermedades, depresión, comportamiento irracional y a la pérdida del respeto por uno mismo.

Empezamos a manejar la ira constructivamente reconociéndola. Con esfuerzo podremos detectar la forma de nuestras respuestas, las cuales nos ayudarán a manejar apropiadamente nuestra ira y evitar ser controlados por ella. Hablando con una persona que nos quiere, es una buena manera de empezar.

Algunas formas constructivas para manejar la ira son: hablar con la persona adecuada, caminar, tocar con vigor un instrumento musical, o escribir una carta y no enviarla.

“Hoy aceptaré mi ira como una realidad y la enfocaré constructivamente”.


Buen día

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