17 AGOSTO
La felicidad
no puede buscarse directamente; es un fruto del amor y del servicio. El
servicio es una ley de nuestro ser. Con amor en el alma, siempre existe algún
servicio para los semejantes.
Sobre el amor
y el servicio se construye una vida de fortaleza, alegría y satisfacción. Un
hombre que odia o que es egoísta, está yendo contra la ley de su propio ser. Él mismo se aparta de sus
semejantes.
Los
pequeños actos de amor y estímulo, de
servicio y ayuda, liman las asperezas de la vida y ayudan a suavizar
la senda. Si realizamos estas
cosas, no podemos menos que recibir nuestra parte de felicidad.
“Lucharé por
entregar mi parte de amor y servicio. No me cansaré en mis intentos de hacer
las cosas debidas”.
Buen día
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