24 DE SEPTIEMBRE
Hemos oído que ciertas
especies de abejas mueren después de
picar a un enemigo. Cuando nosotros aguijoneamos a un ser querido con una aguda
ironía, nosotros también nos dañamos. Y si repetidamente y con frecuencia
“aguijoneamos”, nos acercamos a una muerte moral y espiritual.
Cuando nosotros nos
sentimos heridos, nuestra primera reacción es quedar a mano. Pero si nos
alejamos y vemos la situación racionalmente, tratando de emparejarnos con la
persona que nos hirió, eso no tiene sentido. Quedar a mano significa descender
al mismo nivel.
¿Realmente queremos
descender al nivel de vida de los demás, o queremos ayudarlo y ayudarnos a
nosotros mismos, para alcanzar un nivel más alto donde no existe el estar a
mano?
La abeja pica para destruir
a su enemigo. Hoy dejamos de tener
enemigos y buscamos amigos. Esto lo logramos cuando tenemos en mente que
nuestro ser querido no es un enemigo. Si acaso tenemos un enemigo, es la
sustancia que altera la mente, y frente a este enemigo sólo podemos empuñar el
arma del entendimiento y del amor.
“Hoy no haré
observaciones que dañen a otras personas, en su lugar trataré de entenderlas”.
Buen día
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