lunes, 12 de septiembre de 2016

10 SEPTIEMBRE

10 SEPTIEMBRE
Aprendemos que un simple abrazo cariñoso puede cambiarlo todo

Es posible que durante nuestra recuperación algunas veces estuviéramos cerca de alguien con un gran dolor y lucháramos con la pregunta: ¿Qué puedo hacer para que se sienta mejor? Nos sentíamos ansiosos e incapaces de aliviar su sufrimiento. Deseábamos tener más experiencia para compartir. No sabíamos qué decir.

Pero a veces, hasta las palabras más sentidas no consiguen sanar las heridas que causa la vida. Nunca expresan todo lo que queremos decir cuando está implicada nuestra compasión más profunda. El lenguaje no sirve para llegar a un alma herida, puesto que sólo la bondad de la vida puede curar un espíritu herido.

Cuando los seres queridos sufren, quizás el solo hecho de nuestra presencia sea la contribución más compasiva que podemos ofrecer. Podemos estar tranquilos que la bondad de la vida está trabajando duro para sanar ese espíritu; nuestra única responsabilidad es estar allí. Nuestra presencia, un abrazo cariñoso y un oído compasivo sin duda expresarán la profundidad de nuestros sentimientos, y llegarán mucho más al corazón de otro ser humano que las simples palabras.

“Hoy brindaré mi presencia, un abrazo y un oído compasivo a un ser querido”.


Buen día

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