10 SEPTIEMBRE
Aprendemos que un simple abrazo cariñoso puede cambiarlo todo
Es posible que durante
nuestra recuperación algunas veces estuviéramos cerca de alguien con un gran
dolor y lucháramos con la pregunta: ¿Qué puedo hacer para que se sienta mejor?
Nos sentíamos ansiosos e incapaces de aliviar su sufrimiento. Deseábamos tener
más experiencia para compartir. No sabíamos qué decir.
Pero a veces, hasta las
palabras más sentidas no consiguen sanar las heridas que causa la vida. Nunca
expresan todo lo que queremos decir cuando está implicada nuestra compasión más
profunda. El lenguaje no sirve para llegar a un alma herida, puesto que sólo la
bondad de la vida puede curar un espíritu herido.
Cuando los seres
queridos sufren, quizás el solo hecho de nuestra presencia sea la contribución
más compasiva que podemos ofrecer. Podemos estar tranquilos que la bondad de la
vida está trabajando duro para sanar ese espíritu; nuestra única
responsabilidad es estar allí. Nuestra presencia, un abrazo cariñoso y un oído
compasivo sin duda expresarán la profundidad de nuestros sentimientos, y
llegarán mucho más al corazón de otro ser humano que las simples palabras.
“Hoy brindaré mi
presencia, un abrazo y un oído compasivo a un ser querido”.
Buen día
No hay comentarios:
Publicar un comentario