29 JUNIO
El tiempo que paso
recordando el pasado y afligiéndome a causa de mis errores y fracasos, son
momentos perdidos.
Nuestro ayer carece de
importancia, a no ser como fuente de experiencia para hacer más fructífero
nuestro día de hoy. La pesadumbre y la autocondenación por lo que se ha hecho y
por lo que se ha dejado de hacer, tan sólo destruyen la autoestima que
podríamos derivar de un modo equilibrado de vernos a nosotros mismos.
“Hoy viviré este sólo
día y no encararé todos mis problemas al mismo tiempo. Los del pasado no
necesitan preocuparme hoy; y los del futuro se afrontarán cuando surjan”.
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