martes, 6 de marzo de 2018

6 MARZO


6 MARZO

A menos que quieras pelear o discutir, no des a las personas razones que puedan usar en tu contra.

Ésa es una clave para congeniar con personas enojadas o que tengan puntos de vista de los que difieras. Al hablar con ellas, mantente tan relajado que hasta puedas permitirte sentir empatía por lo que piensan y sienten. Pero esto no quiere decir que debas ceder ante cualesquiera de sus caprichos. Más bien quiere decir que te mantengas tan lúcido y enfocado que puedas dejar realmente que los demás sean como son.

Resulta tan ingenuo como mezquino pensar que todos piensan y sienten lo mismo que nosotros. Es ridículo creer que todos van a aceptar nuestro punto de vista. Una de las verdaderas pruebas de que una persona está madurando mentalmente es que reconoce que cada persona tiene motivos, deseos y sentimientos propios.

“En vez de responder a un ataque verbal con un contraataque verbal, primero responde circunvalando el punto de vista de tu atacante, analizando la situación desde su punto de vista”, escribió George Laonard en “Way of Aikido”.

Él hablaba de usar un concepto llamado “combinación” para enfrentar las confrontaciones verbales de nuestra vida diaria. “La respuesta, ya sea física o verbal, resulta desconcertante para el atacante porque lo deja sin un blanco al cual apuntar. Es un medio que  te permite multiplicar tus opciones para responder a cualquier clase de ataque”.

Si la persona que adopta cierto punto de vista sólo pretende provocar nuestra reacción o no tiene intenciones de reconciliación, aún podemos neutralizar el conflicto manteniéndonos relajados, dejando que la otra persona sea como quiera. Es una forma educada de decirle “Que sea lo que sea”, en vez de expresarle tú desacuerdo, lo que sólo daría lugar a una discusión insensata. En el peor de los casos te volverás un gran conversador, un arte respetable que vale la pena dominar. En el mejor de los casos aportarás un poco de paz al mundo, al menos en tu rincón del mundo.

“Hoy lucharé por saber perfectamente quién soy para que pueda darme el lujo generoso de dejar que los demás sean como son. Debo dejar a un lado mi conducta defensiva y aprenderé a combinarme con los demás y a entender su punto de vista pero sin que eso implique que yo renuncie al mío”.


Buen día

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