26 MARZO
Después de haber
pasado por más dificultades de las que creemos merecer, algunos de nosotros
volvemos la espalda a la vida, determinados a seguir nuestro propio camino, con
nuestras propias fuerzas. Esto es proceder como el niño que entra en una
habitación oscura y no quiere encender la luz. Cuando tropieza y se hace daño,
¿es por culpa de la oscuridad?
Si pensamos ir a
alguna parte y rechazamos usar un vehículo que nos lleve allí, ¿de quién es la
culpa si no llegamos a tiempo?
Cuando nos enfrentamos
con los problemas y lo tratamos de resolver a nuestra manera, estamos
tercamente empeñados en rechazar la ayuda, ¿de quién es la culpa cuando las
cosas empeoran en vez de mejorar?
“Cuando confronto un
problema, buscaré con calma el medio más inteligente para resolverlo”.
“A menos que me guste
mi martirio, no necesito estar solo para liberarme de cualquier tribulación”.
Buen día
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