14 SEPTIEMBRE
Todo el mundo
tiene secretos, ¿no? Algunos tenemos pequeños secretos, asuntos que no nos
causarían demasiada vergüenza si se descubrieran. Otros, tenemos grandes
secretos, partes enteras de nuestra vida cubiertas por una oscuridad densa y cerrada.
Los grandes secretos tal vez representen un peligro más evidente e inmediato en
nuestra recuperación. Pero lo pequeños también causan su daño, más insidiosos,
quizás, porque pensamos que son “inofensivos”.
Los secretos,
grandes o pequeños, representan un territorio espiritual que no estamos
dispuestos a entregar a los principios de recuperación. Cuanto más tiempo
reservemos partes de nuestra vida para que sean regidas por la terquedad y más
vigorosamente defendamos nuestro
“derecho” a aferrarnos a ellas, más daño nos harán. Poco a poco, los
territorios no rendidos tienden a expandirse y ganan cada vez más terreno.
Los secretos
de nuestra vida, sean grandes o pequeños, tarde o temprano nos llevan al mismo
lugar. Debemos elegir: o nos rendimos completamente o perderemos nuestra
recuperación.
“Hoy quiero el
tipo de recuperación que proviene de mi rendición total a mis secretos”.
Buenos días
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