4 MAYO
Tengo más razones para
estar agradecido de las que reconozco. Con frecuencia olvido pensar en todo lo
que podría apreciar y de lo cual podría disfrutar.
Probablemente no
dedico tiempo a esta importante meditación porque estoy preocupado en analizar
mis infortunios. Permito que se me ofusque la mente con las ofensas y los agravios
recibidos, y cuanto más pienso en ellos, tanto más grandes me parecen. Me dejo
dominar por pensamientos negativos, que pueden extraviarme, a menos que cambie
su dirección y los encauce por senderos más luminosos.
“Controlar los
momentos de reflexión”… Si pienso en lo que hay de bueno en mi vida, las ideas
positivas aumentarán cada día y echarán fuera la conmiseración y el
resentimiento por lo que me falta y por lo que me perjudica. Repentinamente
descubriré que soy capaz de utilizar la dirección de mi vida a fin de alcanzar
la serenidad”.
Buen día
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