29 MAYO
No resulta fácil
captar la idea “del desprendimiento emocional”. Se nos dice que debemos
desprendernos del “problema” no de la persona. Sin embargo, cuando nos
sobreviene un desastre tras otro, resulta difícil distinguir entre ambos.
Algunos procuran
apartarse resolviendo estoicamente no hablar. Pero su silencio lleno de
amargura y enojo, grita más fuerte que las palabras. Nos produce daño; les
proporciona a los demás un motivo para
quejarse, y no sirve para comunicar nuestro amor y compasión.
Otros buscan las
distracciones con tanto ahínco que descuidan sus deberes importantes: hacia la
familia y el hogar.
“Desprender la mente
del problema. Puede promover nuestro crecimiento interior y disminuir el
sentido de culpabilidad no reconocida que llevamos constantemente. Puede
desviar la mente de lo que hacen los demás. Tal desprendimiento nos hace
concebir cada día como una oportunidad para liberarnos del recuerdo constante
de haber sido heridos, lo cual es una mezcla de resentimiento y autocompasión”.
“Cuando aparto la
mente de lo que me preocupa, mis problemas con frecuencia se resuelven solos”.
Buen día
No hay comentarios:
Publicar un comentario