12 MAYO
A veces me es difícil
tomar decisiones y me quedo desconcertado. Quiero tomar la decisión “perfecta”
no sólo ante el problema que me preocupa sino respecto a las consecuencias que
puedan surgir de la decisión que he tomado. Dedico una enorme cantidad de
tiempo a pensar en docenas de problemas hipotéticos, incluso en aquellos que
pudieran ocurrir en los próximos 30 años, que no pueden resolverse a través de
una sola decisión “perfecta” que pueda tomar en el presente.
Al final me doy cuenta
de ello y recuerdo que los lemas me ayudan a tomar buenas decisiones. Primero,
utilizo “Un día a la vez” para volver al
presente, me digo que este día es lo único que tengo que me permite actuar y
que debo tomar esta decisión usando sólo la información disponible ahora. Una
vez que suelto al presente, uso otros lemas para clasificar las cosas. “Hazlo
con calma” me recuerda que debo avanzar con mayor lentitud, respirar y
“pensar”. El lema “Mantenlo simple” me recuerda que tengo buenas capacidades
creativas para resolver los problemas. “¿Cuán importante es?” coloca la
decisión en la perspectiva correcta. Si no es tan importante, a veces descubro que he llegado a esa conclusión por
mis propios medios. De cualquier forma,
sé que será una buena opción porque mi decisión se originó en una situación de
cordura.
“Si recuerdo aplicar
los lemas, la toma de decisiones puede constituir un reto más que una tarea
pesada”.
Buen día
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