miércoles, 31 de mayo de 2017

31 MAYO

31 MAYO

A veces lo más saludable que puedo hacer por mí mismo es admitir que no soy perfecto. Soy humano. Cometo errores.

Pero siempre es fácil admitirlo ante otros, en especial cuando mis errores les conciernen. Es más atractivo fingir que algo nunca ocurrió o que no tiene importancia, o justificar la acción. Pero hay que pagar un precio si rehuso reconocer mis errores: la culpa.

Durante años arrastré culpas como una pesada bolsa. Hoy tengo una opción de hacer mis exámenes de conciencia y cuando me equivoco, lo admito con rapidez. Cuando admito el error, asumo la responsabilidad por mis acciones. Me libero de la carga que representa un secreto embarazoso y me dispongo a aceptar mi imperfección. Se hace mucho más fácil amarme a mí mismo si me acepto tal como soy, aun con los errores.

“Hoy tendré el valor de mirar la verdad a la cara, admitir mis errores y mis logros, valorar mi crecimiento, y reparar males causados”.


“Me interesa la verdad no por si misma sino por mí”.

Buen día

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