27 ENERO
¡Qué fácil es culpar a
otros por todas nuestras desgracias!
Hoy he aprendido a
resistir esta forma tan fácil de salir del problema y a corregir lo que me sea posible. Ahora ya no
culpo a ninguna persona. Culpabilizar me da una excusa constante para no tomar
acción; al contrario, expreso mi enojo y frustración y entonces veo lo que yo
puedo cambiar.
Existen algunas
acciones que puedo tomar. En lugar de culpabilizar a otros por lo negativo en
mi vida, puedo céntrame en lo positivo: salud, la luz del sol, trabajo
interesante, un buen libro, algún incidente divertido.
Únicamente soy
responsable por mis propias acciones. No necesito ofrecer excusas por el
comportamiento de otros, como tampoco permitiré que se me culpabilice por sus
errores.
“Hoy me
responsabilizaré por mis propias acciones y sentimientos y no por los de
otros.”
Buen día
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