29 OCTUBRE
“¡Estupendo!”
Esta palabra expresa asombro, emoción, sorpresa y humildad. Es una palabra que
uso a menudo; sin embargo, presto muy poca atención a su significado o su
poder. Por ejemplo, esta mañana cuando me desperté, el sol brillaba con fuerza,
el cielo era de un azul profundo, sin nubes y los árboles otoñales irradiaban
oro, bronce y cobre. Sin pensarlo, lo primero que dije fue: “¡Estupendo!”
Me asombró el
hecho de que yo no tuviera nada que ver con la creación de esa mañana
maravillosa, lo que posiblemente significara que yo tampoco tenía influencia en
las mañanas lluviosas o nevadas. En realidad, el tiempo era una de las muchas
cosas que estaban completamente fuera de mi control. Esta idea me liberó de
tener que responsabilizarme por el tiempo, esté soleado o nublado y me hizo
recordar las muchas cosas de la vida sobre las cuales no tengo control. Sólo
puedo soltar las riendas y dejarlas. Me sentí agradecido por este recordatorio
y tomé conciencia de las otras cosas por las cuales me siento afortunado. Mi
tarea era sólo disfrutar la mañana y agradecer la belleza que experimentaba. El
día se iniciaba de forma magnífica.
Ahora presto
más atención a los momentos de mi vida. Acepto mis sentimientos, como la
gratitud, la alegría y la humildad que acompañan el goce de algo que yo no creé
ni influencié. Agradeceré a la vida por
cada persona o acontecimiento que se me cruce hoy en mi camino. Acepto que no
tengo que empeñarme demasiado en ver las satisfacciones de este día porque son
dones de la vida. Lo único que tengo que hacer es prestar atención y disfrutar
mis emociones verdaderas a medida que avanza el día.
“Hoy tomo
tiempo para gozar de la belleza que me rodea”.
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