18 OCTUBRE
El hombre sólo
aprende la verdadera humildad hasta que ha fracasado. La humildad nace de un
profundo sentimiento de gratitud hacia la vida por haber podido levantarse por
encima de los fracasos sufridos. La humildad no está peleada con el respeto a
uno mismo. El verdadero hombre se respeta así mismo y a los demás, y sin
embargo, es humilde. La persona humilde es tolerante respecto a las faltas de
los demás; no tiene una actitud de crítica hacia los fracasos de sus
semejantes. Es rígido consigo mismo e indulgente con los demás.
“Hoy quiero
ser verdaderamente humilde, y con todo, conservar el respeto a mí mismo. Deseo ver tanto lo bueno como lo malo que
haya en mí.”
Buen día
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