11 ENERO
¡Cuán a menudo busco
la aprobación de otros! El proyecto en el trabajo puede tener éxito, pero el
sentirme bien depende de que se me reconozca ese éxito. La comida que preparo
en casa no es tan sabrosa cuando nadie elogia a la cocinera. Me resiento por
los favores que hago a mis hijos y que ellos olvidan agradecerme.
Todos necesitamos a
veces una palmadita en la espalda. Pero cuando el aplauso de otros se
transforma en la razón de mi conducta y
una necesidad para sentirme satisfecho, entonces les he otorgado poder sobre
mí.
La gente puede
olvidarse de observar las cosas sobresalientes que he hecho, o no sentirse
cómoda alabándome. No tengo que ofenderme. La autocompasión y el resentimiento
no son únicas opciones. Si puedo aprender a evaluar mis propias acciones y mi
conducta y a valorar mi propio juicio, entonces la aprobación de otro será
agradable pero no esencial para mi serenidad.
“Sólo por hoy me
apreciaré, no buscaré la aprobación de otros, me la daré yo mismo. Me permitiré
reconocer que estoy haciendo las cosas lo mejor posible. Lo mejor que haga hoy
será suficientemente bueno.”
Buen día
No hay comentarios:
Publicar un comentario