22 DICIEMBRE
A veces el espíritu de
aventura nos cala poco a poco. Al principio, cuando soplan esos conocidos
vientos de cambio, les damos la espalda, luchamos, nos resistimos. Sólo
queremos que las cosas sigan igual. Sin embargo, gradualmente dejamos ir la
necesidad de control. Dejamos que las cosas cambien y que nosotros cambiemos
con ellas.
Aceptamos el cambio.
Luego, al dar una
vuelta en el camino, nos encontramos una hermosa lección, y luego otra y otra
más. Pronto nos descubrimos viendo hacia delante, ansiosos por dar el siguiente
paso y descubrir qué nos espera hoy. ¿A dónde me lleva el camino? ¿A quién voy
a conocer? ¿Qué voy a aprender? ¿Qué hermosa lección está por ocurrir ahora?
Y la aventura empieza
a consumirnos.
Los pasos que has dado
te han llevado poco a poco por un camino con más maravillas y bellezas en cada
curva. Ya aprendiste a sobrellevar el cambio. Ahora aprende a adoptarlo.
La aventura no es algo
que tú haces. La aventura es tu vida. Reconoce cuán hermosa es. Deja que soplen
esos vientos de cambio.
“Hoy cultivaré un
espíritu de aventura en mi vida.”
Buen día
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