5 ABRIL
He oído que debo
tratarme con más delicadeza cuando me siento mal y no cuando me siento bien.
Puedo empujarme a hacer mayores esfuerzos cuando las cosas se hacen a mi
manera, pero causo problemas si trato de hacer lo mismo cuando ya estoy
luchando por encaminar las actividades básicas de mi vida. Solía preocuparme pensando en que si no me
esforzaba continuamente me convertiría en un parásito y nada se haría. Al reflexionar
un poco en mí me percato que lo opuesto
es verdad. Tiendo a ser demasiado exigente conmigo mismo, hasta tal punto que
mi vida se torna ingobernable. Como resultado, generalmente concreto menos de
lo que podría si utilizara criterios más flexibles. Para mí, el mejor antídoto
es el lema. “Hazlo con calma”.
Cuando me doy cuenta
de que estoy teniendo problemas, trato de calmarme. Y en vez de suponer
automáticamente que estoy equivocado, trato de considerar la posibilidad de que
esté manteniendo el rumbo preciso.
“Hazlo con calma” me indica no sólo que debo aprender a aminorar la velocidad sino también a alegrarme. Hoy lucharé por llegar a una mayor aceptación de mi persona y por disfrutar del día independientemente de lo que haya logrado.
Buen día
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