27 OCTUBRE
Sucede a veces que
adoptamos una actitud nefasta que nos hace exclamar: ¡Pobre de mí! Entonces nos
sentimos abrumados por el cúmulo de dificultades que afrontamos. Esto suele
suceder especialmente cuando empezamos a querer cambiar nuestra manera de
pensar acerca de nosotros mismos y nuestra relación con los demás y tratar de
resolver demasiados problemas a la vez.
Para esta contextura
mental, existe sólo una prescripción infalible: vaciar la mente de todos los
pensamientos menos uno: el de “hoy”, y cómo emplearlo.
“Este día es mío. Es
único. Nadie en todo el mundo tiene uno exactamente igual. Reúne la suma de toda
mi experiencia pasada así como mi futuro potencial. Me pertenece para hacer con
él lo que yo quiera. Puedo llenarlo de momentos gozosos o arruinarlo con
estériles preocupaciones. Si me acuden a la mente recuerdos penosos del pasado
o pensamientos temerosos acerca del futuro, los apartaré. No permitiré que me
arruinen el día.
Buen día
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