14 OCTUBRE
Cuando le hacemos un
bien a alguien, queremos que se nos trate de la misma manera. Sin embargo,
muchas veces ocurre lo contrario. Destinamos tiempo y energía para ayudar a
otros, recibiendo poca o ninguna gratitud. No se nos aprecia, o quizá la gente nos
usa y sigue su camino sin siquiera dar las gracias. Es posible que esta falta
de aprecio provenga del hecho que estamos ofreciendo “ayuda” y esa ayuda no se
desea.
Aún más existen otras
personas que corresponden de modos muy afectuosos, muchas veces dando más de lo
que nosotros les dimos. Podríamos olvidar rápidamente a esas personas, ¿por qué
entonces es difícil olvidar a los que nos menosprecian? ¿Es porque tenemos un
sentido exagerado de que nos merecemos todo?
Encuentro que el mejor
acercamiento es concentrarnos en dar amor, ayuda, amistad y bienvenida, que
recibo permitiendo que todo lo demás se pierda en la distancia.
“Hoy estaré agradecido
de todas las bondades recibidas y no supondré merecidas las bendiciones que
recibo.”
Buen día
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