17 OCTUBRE
He aprendido que hay
veces que debo estar quieto, no decir ni hacer nada.
Encuentro difícil
estar inmóvil cuando mi mente está confusa, mis labios quieren gritar cantidad
de reproches y resentimientos.
En esas ocasiones
estoy aprendiendo a respirar profundamente, lo que me ayuda a relajar mi cuerpo
y abrir mi mente a pensamientos racionales. Entonces para acallar estos
pensamientos negativos puedo silenciosamente preguntar: ¿en qué necesito
concentrarme ahora?
Otra manera de
trabajar en silencio para mí, es recordar alguna experiencia agradable que
alguna vez disfruté o imaginar algún acontecimiento que deseo que ocurra.
“Hoy trataré de hacer
que mis silencios me sean beneficiosos, en vez de que sean castigo para otros”.
Buen día
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