15 DE NOVIEMBRE
¿Serenidad?
¿Qué es eso? Durante años me sentí como una veleta que giraba empujada por las
corrientes de aire producido por los otros.
Todos me criticaban y yo perdía la serenidad. Antes atribuía estos
altibajos de mi estado de ánimo al nerviosismo, la falta de seguridad en mí
mismo y a cualquiera que se encontrara cerca de mí en ese momento. La serenidad
siempre me parecía fuera de mi control. Estaba convencido de que necesitaba
estar tranquilo para sentirme sereno, así que me retiraba a mi cuarto y dormía
siestas con frecuencia.
Hoy ya no
tengo que retirarme a lugares tranquilos con la misma frecuencia. Ya no tengo
que huir ante la vida. Incluso a veces puedo permanecer en una atmósfera
frenética y dejar que me envuelva en su torbellino sin sentirme afectado. Puedo
no responder cuando mi mente se adentra en las aguas turbulentas del “qué
pasaría si”. Puedo sentarme en la
quietud del presente y agradecer el sonido de la lluvia que cae sobre el techo
y el ronroneo del gato a mi lado. En mi gratitud experimento la serenidad que
nunca antes conocí.
¿De dónde
proviene esta serenidad? Proviene de la confianza que tengo en que todo en mi
vida es exactamente como debería ser. La siento cuando aplico un lema a algún
asunto en lugar de dejar que el pánico se apodere de mí. Aparece cuando decido ocuparme de mí mismo en lugar de
solucionar los problemas de los demás.
“Soy incapaz
ante muchas cosas, pero mi serenidad no es una de ellas”.
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