24 AGOSTO
Hay que tener presente
la meta por la que se está luchando: la vida buena que se está tratando de
alcanzar. No hay que permitir que las pequeñas cosas nos desvíen de la senda.
No hay que dejarse vencer por las pequeñas pruebas y molestias de cada día. Hay
que tratar de ver el propósito y el proyecto a los que todo va conducido. Si al
escalar una montaña se mantiene la vista en cada lugar pedregoso o difícil,
¡qué fatigoso es el ascenso! Pero si se piensa que cada paso conduce a la
cúspide de la realización, desde donde se revelará ante nosotros un glorioso
panorama, entonces el ascenso será llevadero y se logrará la meta.
“Que hoy pueda darme
cuenta de que la vida, sin una meta, es vana. Pido poder encontrar la vida
buena, por la que es digno luchar”.
Buen día
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