15 AGOSTO
Sufrimos más de lo que necesitamos, y más a menudo, probablemente porque
lo queremos. Muchos reabrimos viejas heridas
solamente por vivir en el pasado: “¿Qué hizo él, o ella, la semana
pasada, o el año pasado?” Muchos vivimos con un innecesario temor de lo que el
futuro puede traer.
Un ejercicio interesante y recompensador para el día de hoy podrá ser
examinar todo lo que me hiere en este
momento. Pondré en tela de juicio su validez y veré si hay alguna base para mi
amargura, o para ese temor y espanto. Probablemente descubriré, con alegría,
que tengo en este momento suficientes razones para estar feliz y contento.
¿Por qué yo me permito sufrir? ¿Hay algún significado o validez en los
motivos por los cuales me permito sufrir? ¿Qué pasaría si “él dijera o ella dijera
aquello?” Aun cuando lo que se dijo hubiese estado destinado a herirme, esto
será posible, si mantengo mi mente en guardia.
“Algunas de tus heridas las habrás restañado, y habrás sobrevivido aun a
las más cruentas de ellas; pero cuantas
angustias y penas has soportado, por males que nunca llegaron”. Ralph Waldo Emerson
Buen día
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