9 Junio
¡Cuántas cosas
admirables podrían ocurrir en mi vida si pudiera desprenderme de mi impulso
natural a justificar mis acciones! ¿Está la honradez tan profundamente
reprimida bajo capas de culpabilidad que me resulta imposible recurrir a ella
para comprender mis propios motivos? No es fácil ser honrado con uno mismo. Es
difícil investigar por qué tengo este o aquel impulso que rige mis acciones.
Nada nos hace más vulnerables que soltar la muleta de las excusas.
Sin embargo, sé que el
autoengaño multiplica mis problemas. ¿Cómo puedo corregir esto?
“Hoy elegiré nada más
que un defecto de carácter que yo pueda reconocer sin embages, y lo desecharé
de mi personalidad con ayuda del razonamiento. Digamos que analizo mi impulso
al resentimiento. Si me convenzo de su inutilidad, observaré en mi experiencia
cambios inesperados y bienvenidos.
Examinaré los motivos
reales que impulsan cada una de mis decisiones que implican tomar una decisión.
Si esto me muestra que me estoy engañando a mí mismo en cuanto a mis verdaderos
móviles, procuraré corregir este autoengaño en su origen”
Buen día
No hay comentarios:
Publicar un comentario