5 DICIEMBRE
Estaba
convencido de que tenía que haber alguien en este mundo que pudiera entender
cada uno de mis estados de ánimo, que siempre tuviera tiempo para mí y que
dibujara una sonrisa en mi boca. Cuando esta persona apareciera, finalmente tendría
yo el cariño que merecía. Hasta entonces sólo me quedaba esperar. Pobre de mí.
¡Qué vida triste y solitaria vivía!
Un día escuché
a una persona decir la palabra “gratitud” y de repente toda mi escenografía
empezó a derrumbarse. Cuando pensaba en todo lo que tenía que agradecer, mi
fantasía parecía ser sólo una sombra. La realidad presentaba una imagen
totalmente diferente. Estaban mis amigos, el niño que se me acerca con tanta
confianza, un compañero de trabajo que me brinda su amistad, las personas que
me abrazan, me hablan y me animan. ¿Qué hacía con todo ese cariño? Me parece
que lo estaba dejando de lado por esa persona imaginaria o, lo que es peor, no
me estaba dando cuenta de nada.
“Si no puedo
reconocer el amor que ya existe en mi vida, ¿podría verdaderamente valorar el
recibir más? Debo primero reconocer lo que ya se me ha otorgado”.
Buen día
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