28 NOVIEMBRE
Ya no soy tan
envidioso, ni tengo tantos celos de las propiedades y talento de otras
personas. Antes estaba siempre secretamente celoso y envidioso de la gente que
tenía el amor y el respeto de su familia, que vivía una vida normal y era
aceptada por sus semejantes. Yo me hacía creer a mí mismo que era tan bueno
como ellos; pero sabía que no era así. Ahora ya no tengo por qué sentir envidia.
Trato de no desear lo que no merezco. Estoy satisfecho con lo que he ganado con
mis esfuerzos por vivir rectamente, o por lo menos, estoy tratando de superar
esa condición.- “¿Me he desembarazado del veneno de la envidia?”
“Ansiamos en alcanzar
una paz, un descanso, una satisfacción que nunca hemos encontrado en el mundo o
en sus empeños. Algunos no están conscientes de sus necesidades, y cierran la
puerta a los regalos de la vida.”
Buen día
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