26 JULIO
Nuestro comportamiento
con las personas que nos rodean es un espejo de cómo nos portamos con nosotros.
Cuando nos exigimos perfección, también exigimos perfección a quienes nos
rodean. En recuperación, al esforzarnos por corregir y sanar nuestra vida, quizás
esperemos que los demás también trabajen tan duramente y se recuperen al mismo
ritmo. Y así como muchas veces no perdonamos nuestros propios errores, tal vez
excluyamos a nuestros amigos o familiares porque no satisfacen nuestras
expectativas.
Hoy estoy comprendemos
nuestra limitaciones y nuestra condición humana. Logramos ver nuestros fallos
como errores humanos. Nos damos cuenta de que nunca seremos perfectos, que a
veces defraudamos a otros y a nosotros mismos; deseamos que nos perdonen.
Poco a poco aprendemos
a aceptarnos y empezamos a ver a los demás con el mismo corazón tolerante que
sabe aceptar. Estas personas también son humanas, tratan de hacerlo lo mejor
posible y a veces no lo consiguen.
Hoy trataré a los
demás con la tolerancia e indulgencia que deseo para mí.
Buen día
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