7 DICIEMBRE
Solía pensar en que
ser bueno conmigo mismo significaba comer lo que quisiera, comprar cualquier
cosa que me gustara, dormir sólo unas pocas horas y evitar cualquier actividad
que no fuera divertida y estimulante. El problema fue que las consecuencias
resultaron muy incómodas y cuando me ponía a pensar en todo ello, me daba
cuenta de que estaba desperdiciando mi
vida.
Hoy, el ser bueno
conmigo mismo es un reto mayor, pero los beneficios son absolutamente
maravillosos. Intento arduamente lograr que mi serenidad sea más importante que
cualquier otra circunstancia de la vida.
Ahora como alimentos
saludables, hago ejercicio que me divierten y manejo el dinero en forma más
responsable. Celebro mi crecimiento; bailo, dibujo, y disfruto de amistades
maravillosas. Mi estilo de vida no es rígido ni tampoco me gustaría que lo
fuera. Todavía disfruto de momentos de espontaneidad, pero ahora los puedo
escoger.
“Merezco tomar
decisiones que me hagan sentir bien conmigo mismo. Puede ser que me lleve un
tiempo el ver los resultados, pero estoy construyendo una vida que promueve mi
salud y mi autoestima. La espera vale la pena.”
Buen día
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