REFLEXIÓN DEL DIA 14 DE ENERO 2015
Sospecho que si
reclamara todos los minutos, horas y días que sacrifiqué con preocupaciones y temores, agregaría años
a mi vida. Cuando sucumbo a las preocupaciones, abro una caja de Pandora de
cuadros terroríficos, voces paranoicas e implacable autocrítica. Cuanta más
atención presto a esta parálisis mental, más pierdo mi contacto con la
realidad. Entonces no puedo llevar a cabo nada útil.
Para romper el ciclo
de preocupación y temor, estoy aprendiendo a concentrar toda mi atención en
este preciso momento. Puedo alejarme de los pensamientos destructivos y en
cambio concentrarme en las escenas y los sonidos que me rodean: luz y sombra,
la tierra bajo mis pies, el ritmo de la
vida diaria, elementos todos presentes. Estos pedacitos de realidad ayudan a
rescatarme del “¿si yo hubiera…?” y del “he debido hacer…”, anclándome en el
presente. Al acallar el ruido, soy más receptivo, y de ese modo más capaz de
abrirme camino en tiempos difíciles.
“Este día es todo lo
que tengo a mi disposición y es todo lo que necesito. Si me siento tentado a preocuparme
por asuntos del mañana, con suavidad traeré de vuelta mi mente el día de hoy.”
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